Reseña biográfica

Poeta, novelista y ensayista danés nacido en Copenhague
en 1945.
Estudió lenguas orientales en la Universidad de Copenhague y a principios de los años sesenta abandonó su país y se trasladó al sur de Europa para buscar nuevas metas.
Considerado como el máximo representante de la poesía danesa actual, publicó en 1966 su primer libro bajo el título "Poemas". Su consagración como poeta mayor de las letras danesas llegó con "Partidas y llegadas" en 1974, seguido, entre otros, de "84 poemas"  y "Armenia" en 1984, "El temblor de la mano en noviembre" en 1986; una antología resumiendo el conjunto de su obra poética, titulada "Nuestro amor es como Bizancio" en 2003 y "Horas de visita" en 2007.
En el año 2000 recibió el prestigioso premio de la Academia sueca para escritores escandinavos conocidos como el pequeño Nobel, por su libro "Puentes de sueños". ©



 

Poemas de Henrik Nordbrandt:



Adonde quiera que vayamos

Cortaste una rosa

El amor es tan lógico

En un puerto del mediterráneo

Grito

Hablo de ti

La rosa de Lesbos

Mentiras

No deshagas la maleta

Nuestro amor es como Bizancio

Seriedad

Una vida

Una de esas       

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Adonde quiera que vayamos

Adondequiera que vayamos siempre llegamos demasiado tarde
a aquello que una vez salimos a buscar.
Y en cualquier ciudad en que nos quedamos
están las casas a las que es demasiado tarde para volver
los jardines en los que es demasiado tarde para pasar una noche de luna
y las mujeres a las que es demasiado tarde para amar
lo que nos tortura con su intangible presencia.

Y sean cualesquiera las calles que creemos conocer
nos llevan más allá de los jardines floridos que andamos buscando
y que difunden por toda la vecindad sus pesadas fragancias.
Y cualesquiera que sean las casas a las que volvemos
llegamos demasiado tarde por la noche para ser reconocidos.
Y cualesquiera que sean los ríos en que nos reflejamos
no nos vemos hasta que les hemos dado la espalda.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Partidas y llegadas" 1974)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 

 


Cortaste una rosa

Cortaste una rosa mientras yo dormía
y la pusiste en el vaso de mi mesilla
encima de una carta de despedida.
Tiré la rosa en una barca de remos
y dejé que se la llevase la corriente
allí desapareció bajo los sauces llorones
en un lugar donde el río formaba un meandro.
La barca se llevó la rosa.
La corriente se llevó la barca.
El río se llevó el puente
donde las mujeres se paseaban por la tarde
cuando el sol teñía de rojo al río.
A ti se te llevó el puente.
La barca era de un verde sucio
vieja, estaba llena de agua, medio podrida
y se llamaba Amalie II.

Y así pasan las cosas, yo ahora vivo
solo, en una habitación rosa, en un paisaje azul
y añoro con la misma fuerza
eso que hay detrás de las montañas brumosas
yeso que se esconde de sí mismo
dentro de mí
entre las palabras de tu carta.

Existir es saber.
Viajar es sufrir.
Lo primero no lo quiero.
Lo segundo es superior a mis fuerzas.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Bajo el mausoleo" 1987)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003
 

 


 

El amor es tan lógico

El amor es tan lógico:
Todas las contradicciones se vuelven condiciones
y las proposiciones llegan antes
que la lógica: Te quiero porque es así.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Oda al pulpo y otros poemas de amor" 1975)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 


 


En un puerto del mediterráneo

Yo no sé qué es lo más importante:

      El dulzor especiado del amargo café
mezclado con el sabor del primer cigarrillo de la mañana
      o el olor a pescado y barcos recién pintados.
Los desteñidos vestidos tendidos en cuerdas entre almendros en flor
      o las montañas que los resaltan...

No, ninguna de esas cosas sola, sino todas juntas
      desvelan que yo he aniquilado algo

y que su presencia me va a torturar el resto de mi vida
      porque no le hice caso mientras estuvo aquí.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Alrededores" 1972)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 

 


Grito

Pude haber gritado
si no hubiera sido por el cielo.
Pude haber caminado
si no hubiera sido por la tierra.
Pude haber dicho todo
si no hubiera sido por el mar.

El cielo está cubierto de nubes.
La tierra está desnuda, agrietada y polvorienta.
El mar no es nada
comparado con la distancia que hay entre tú y yo.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Puentes de sueños" 1998)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 

  

 


Hablo de ti

Hablo de ti

y me es difícil hacerlo.
Así es que hablo de que hablo de ti

cuando hablo del otoño, de telarañas tan delicadas
como perdidas en los surcos por novias olvidadizas
de las pesadas gotas del rocío bajo el tardío sol vespertino

y más tarde de las largas sombras sobre la explanada
de la tormenta que sacude las copas de los tilos
ya antes de que yo empiece a hablar de las estrellas

y del resplandor de las estrellas en los cristales rajados de la casa
que tintinean cuando ataca la helada de la noche
y todos los sonidos devienen penetrantes, cuando hablo

de todo esto, de todo esto que habla de ti
y de lo que es tan difícil hablar.

Así hablo de ti.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Los siete dormilones" 1969)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 


 


La rosa de Lesbos

Una mujer desconocida me ha dado esta rosa
cuando yo estaba entrando en una ciudad desconocida.
Y ahora que he estado en la ciudad
que he dormido en sus camas
y he jugado a las cartas bajo sus cipreses
ahora que me he emborrachado en sus tabernas
y he visto a la mujer ir de acá para allá y de allá para acá
ya no sé dónde voy a tirar la rosa.

En todos los sitios en que he estado flota su aroma.
Y en todos los sitios donde no he estado
yacen en el polvo sus marchitos pétalos arrugados.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Oda al pulpo y otros poemas de amor" 1975)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 

 

 

Mentiras

Es mentira lo que escribí en la carta que quemé
que pienso todo el tiempo en ti.

Pero yo pienso en ti casi todo el tiempo.

También es mentira que no pueda dormir:
Duermo muy bien y además sueño
        con otras mujeres.

Pero cuando me despierto, inmediatamente pienso en ti.

A las hermosas mujeres que veo por la calle
las desnudo con la mirada mientras intento
        no pensar en ti.

Y aspiro su aroma hasta que me desvanezco.

Pero en todas las comparaciones sales ganando tú,
        y mi soledad.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Puentes de sueños" 1998)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 


 

 

No deshagas la maleta

¡No deshagas la maleta! Inconscientemente
podría ocurrírsete desparramar su contenido
lo que te tentaría a ver un dibujo
como el de las letras de la palabra hogar.
Donde algo careciera de simetría
querrías tal vez colocar una planta
regada y empezar a querer apreciada.

¡No deshagas la maleta! Podría
estallar la guerra. O lo que es aún peor:
Podrías imaginarte que estabas enamorado
y como una inevitable consecuencia
mudarte a una calle con un nombre
y que las calles, no como ahora, no solo fueran calles
sino el caminar de los condenados a muerte en ellas.

¡No deshagas la maleta! Es mejor
ponerte una camisa arrugada
que una que haya estado tendida en un balcón
con vistas a algunas islas brumosas
y haya sido planchada por una mano amorosa,
es preferible el olor a naftalina que a espliego.
Podrías creer que eres una flor.

!No deshagas la maleta! Déjala
junto a la pared en una habitación desnuda
donde una bombilla desnuda
no te deja dudar ni un instante
de dónde estás y quién eres en la Tierra.
¡No deshagas la maleta! Ni un segundo
antes de que puedas prescindir completamente de ella.

Y déjala en su sitio.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("El peso del polvo" 1992)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 

 
 

 


Nuestro amor es como Bizancio

Nuestro amor es como Bizancio
tuvo que haber sido
la última noche. Tuvo que haber habido
me imagino
un resplandor en los rostros
de los que se agolpaban en las calles
o formaban pequeños grupos
en las esquinas de las calles y en las plazas
hablando en voz baja,
un resplandor que tuvo que haberse parecido
al que tiene tu cara
cuando te echas el pelo hacia atrás
y me miras.

Me imagino que no hablarían
mucho y solo de cosas
bastante indiferentes,
que tratarían de hablar
y se detuvieron
sin haber llegado a decir
lo que querían
y lo intentaron de nuevo
y lo volvieron a dejar
y se miraron mutuamente
y bajaron la mirada.

Los iconos muy antiguos, por ejemplo
tienen el mismo resplandor
que el flamígero fulgor de una ciudad en llamas
o el brillo que la muerte inminente
deja en las fotografías de muertos prematuros
en el recuerdo de los supervivientes.

Cuando me vuelvo hacia ti
en la cama, tengo la sensación
de entrar en una iglesia
que fue quemada
hace mucho tiempo
y donde solo ha quedado
la oscuridad en los ojos de los iconos
plenos de las llamas que los aniquilaron.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Oda al pulpo y otros poemas de amor" 1975)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 

 

Seriedad

Cómo habrías amado este lugar
las piedras calientes en el límite de la playa
ahora que sol y luna
brillan con la misma fuerza
y la misma dulzura.
Y en verdad lo amabas
-pero más ahora
cuando tú ya no estás
y yo lo amo
con una nueva seriedad: Aquella
con la que podría haberte amado
más que a mi propia vida.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Los gusanos de la puerta del cielo" 1995)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 

 

 

Una de esas

tú eres como una de esas
rosas, una
rosa roja
tan roja como nadie
jamás la vio

así, sí así
vi una de esas de verdad

veo que tú eres una rosa
así, una de esas de verdad
una de esas rojas, vista
así

una de esas...

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Miniaturas" 1967)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003

 

 

Una vida

Encendiste una cerilla y su llama te cegó
de manera que no pudiste encontrar en la oscuridad lo que buscabas
antes de que la cerilla se consumiese entre tus dedos quemándote
y el dolor te hiciera olvidar lo que buscabas.

De "Nuestro amor es como Bizancio" ("Era glacial" 1977)
Versión de Francisco Uriz
Editorial Lumen S.A. 2003


 

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